lunes, 22 de febrero de 2010

Genio y figura

Han pasado 133 días desde esta entrada.

Tres mil doscientas horas, casi doscientos mil minutos, once millones y medio de interminables segundos ha necesitado mi hijo Ignacio para llamarme de nuevo papá. Y no es que sea torpe. He tenido que soportar onomatopéyicos sonidos vacunos o perrunos, que pusiese juguetes en mis manos mientras decía "toma", que desgastase ante mí la manida sílaba "ma", o incluso que me llamase "pama".

De nada sirvieron mis palabras malsonantes o las amenazas de volver a utilizar tácticas oceánicas para conseguir mi empeño.

Jamás puso precio a su indiferencia. Genio y figura.

martes, 16 de febrero de 2010

Amor pirata

A veces el tiempo consigue acorralarme. Yo, que siempre escucho tarde las voces que llaman al abordaje, defiendo como puedo mi pequeño galeón. En la contienda, otra herida de guerra marca mi cojo espíritu que cual mediocre y asustadizo Capitán Patadepalo, cuyo parche le impide ver, pierde la serenidad y se defiende torpemente empuñando un romo garfio capaz de dejar, en sus propias filas, rasguños imposibles de sanar con una tirita.

Es evidente que necesito otra tregua. No se preocupen, será breve.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Líneas aéreas

Dos paralelas
se abrazan en el cielo.
Axiom
a de Boeing.

martes, 9 de febrero de 2010

Llanto de sirenas

Anoche comenté en mi blog acompañado por un insistente canto de sirenas, tan cercano, que consiguió rebasar los límites de mi tranquilidad. Bajo mi ventana, un rosario de ambulancias y coches de policía apuntaban hacia el noventaitantos de la calle.

Al despertarme, la radio me anuncia que a partir de ahora seremos seis vecinos menos en el barrio. No estarán los ancianos que cada día tomaban el sol desde la terraza de su residencia.

Hoy, sin haber salido a la calle todavía, preveo que será muy difícil encontrar un aparcamiento libre en la calle Marqués de Nervión de Sevilla pues, supongo, que se impartirá un máster gratuito de periodismo para alumnos aventajados.

Descansen en Paz... al menos.

domingo, 7 de febrero de 2010

Mea culpa

A/a. Sr. Delegado regional de la SGAE
Marqués de Nervión 72. 41005-Sevilla

Sevilla, a 7 de febrero de 2010

Muy señor mío:

Enterado de que pretenden cobrarles 95 euros a los alumnos de un instituto gallego por la representación de una obra de Lorca, paso a informarle:

La pasada Navidad empecé a sospechar que a mi hija Alejandra, alumna de primer curso de Educación Infantil, le debían de estar inculcando la extraña costumbre de cantar canciones que no había compuesto. Cada día llegaba a casa tarareando un nuevo villancico y, al interrogarle sobre el asunto, me confesó que su querida teacher le estaba enseñando canciones de Cheeky Monkey en inglés. Pensé emprender acciones legales contra el centro, pero, al ser empleado del mismo, he reconsiderado el asunto.

Con mi hijo Ignacio, de 15 meses, no tengo el mismo problema puesto que no sabe hablar. Eso sí, baila como un poseso cada vez que escucha en la televisión la sintonía de Caillou o cuando le ponemos los Cantajuegos que le trajeron los Reyes Magos. He tratado el asunto con mi mujer y, como los niños no parecen razonar, estamos decididos a apartarles de tan demoníacas posesiones.

Es por eso por lo que le escribo, para pedirle de forma voluntaria el pago de los cánones derivados de la entonación de tales cantos, o de su baile sin permiso. De paso, y para no encontrarnos con desagradables sorpresas, sugiero que añadan a la factura la parte correspondiente a los derechos de autor de "El Exorcista", que no tendremos más remedio que plagiar debido a nuestra firme determinación.

Sin nada más que añadir, se despide afectuosamente este servidor de ustedes reconociéndoles, una vez más, la gran labor que están realizando.

Fdo. Alejandro Muñoz

P.D. Acabo de rebuscar en mi casa y todos los sellos que tenemos son del Juanca. Como no estoy seguro de saber si su precio incluye los royalties de cesión de la imagen del Monarca, prefiero pasarme por su oficina mañana para entregarle la carta en mano. Así de paso, si lo desea, podrá seguir tocándome las pelotas en persona, que siempre le gusta a uno saber con quién comparte tan íntimos menesteres.

miércoles, 3 de febrero de 2010

A veces, charla


A la hora de almorzar, cada día de la semana, puede verse una maciza figura de hombre subir los delicados escalones de travertino y hierro blanco del Chicago Arts Club. Aunque ahora camina cojeando (debido a frecuentes ataques de artritis) y generalmente debe usar bastón, Ludwig Mies van der Rohe parece bastante ágil, considerando su peso y edad. Su indumentaria es extremadamente elegante; la mayoría de sus trajes fueron hechos a medida por Knizé y le hacen lucir delgado y ágil. Es, real y discretamente, un poco "dandy": hay siempre un pañuelo muy suave y muy caro asomando por el bolsillo de su chaqueta y, efectivamente, sus efectos personales revelan la intención de rodearse de elementos de alta calidad.

Pero nada hay del "dandy" en sus rasgos: su cabeza parece cincelada en un bloque de granito; su cara, infinitamente surcada, tiene la apariencia aristocrática y plena de un rico burgués de Holanda pintado por Rembrandt. Caminando por el amplio espacio del Arts Club, que él mismo proyectara en 1951, Mies -como lo llama todo el mundo- saluda a un conocido o conversa con un amigo. Al hacerlo, su rostro tímido se ilumina con una sonrisa, algo dentuda, y habla con palabras breves y voz profunda, vacilante. Más tarde, después de un par de martinis y luego del almuerzo, Mies saca uno de sus enormes cigarros, se recuesta y, a veces, charla. Son las dos de la tarde, hora en que Mies está dispuesto para comenzar, en serio, un nuevo día.



Peter Blake
The Master Builders

Desde junio pasado estoy escribiendo una entrada que se me está resistiendo. Trata sobre las desavenencias entre el maestro Mies y Edith Farnsworth, una peculiuar clienta. Tengo demasiado claro lo que pretendo contar y quizá sea por eso por lo que no consigo acabarla. Sigo documentándome sobre el tema, desempolvando viejos libros que me acompañaron en la carrera y sopesando si debo releer la biografía crítica que Franz Shulze escribió o disfrutar de las Imágenes del Pabellón de Alemania que José Quetglas nos regalara. ¿Y todo para qué? Para escribir lo que habría escrito de no marear tanto la perdiz.

Hechas las aclaraciones pasemos a las presentaciones. Os he dejado arriba una semblanza de Mies, uno de mis textos preferidos sobre arquitectura: preciso en la descripción del personaje y capaz de explicar la obra del retratado a partir de su retrato.

Cuelgo una foto en mi perfil de la escultura "Amanecer", de Georg Kolbe, situada en el Pabellón de Alemania que Mies van der Rohe proyectara para la Exposición de Barcelona de 1929. Desconocía que los germanos amaneciesen por bulerías pero he de reconocerles el arte que se dan en el difícil arte de colocar bien una escultura, que no es arte fácil. Ella se encargará de recordarme a diario mi deuda pendiente.

Me parece razonable que, de vez en cuando, un poeta hable de Poesía en su blog. Me parece razonable que, de vez en cuando, un arquitecto hable de Arquitectura en su blog.