domingo, 7 de febrero de 2010

Mea culpa

A/a. Sr. Delegado regional de la SGAE
Marqués de Nervión 72. 41005-Sevilla

Sevilla, a 7 de febrero de 2010

Muy señor mío:

Enterado de que pretenden cobrarles 95 euros a los alumnos de un instituto gallego por la representación de una obra de Lorca, paso a informarle:

La pasada Navidad empecé a sospechar que a mi hija Alejandra, alumna de primer curso de Educación Infantil, le debían de estar inculcando la extraña costumbre de cantar canciones que no había compuesto. Cada día llegaba a casa tarareando un nuevo villancico y, al interrogarle sobre el asunto, me confesó que su querida teacher le estaba enseñando canciones de Cheeky Monkey en inglés. Pensé emprender acciones legales contra el centro, pero, al ser empleado del mismo, he reconsiderado el asunto.

Con mi hijo Ignacio, de 15 meses, no tengo el mismo problema puesto que no sabe hablar. Eso sí, baila como un poseso cada vez que escucha en la televisión la sintonía de Caillou o cuando le ponemos los Cantajuegos que le trajeron los Reyes Magos. He tratado el asunto con mi mujer y, como los niños no parecen razonar, estamos decididos a apartarles de tan demoníacas posesiones.

Es por eso por lo que le escribo, para pedirle de forma voluntaria el pago de los cánones derivados de la entonación de tales cantos, o de su baile sin permiso. De paso, y para no encontrarnos con desagradables sorpresas, sugiero que añadan a la factura la parte correspondiente a los derechos de autor de "El Exorcista", que no tendremos más remedio que plagiar debido a nuestra firme determinación.

Sin nada más que añadir, se despide afectuosamente este servidor de ustedes reconociéndoles, una vez más, la gran labor que están realizando.

Fdo. Alejandro Muñoz

P.D. Acabo de rebuscar en mi casa y todos los sellos que tenemos son del Juanca. Como no estoy seguro de saber si su precio incluye los royalties de cesión de la imagen del Monarca, prefiero pasarme por su oficina mañana para entregarle la carta en mano. Así de paso, si lo desea, podrá seguir tocándome las pelotas en persona, que siempre le gusta a uno saber con quién comparte tan íntimos menesteres.