sábado, 2 de mayo de 2020

Distanciamiento

Después de mes y medio lo mío de esta mañana más que una carrera ha sido una peregrinación. Que sepan que he pedido por todos ustedes a las puertas del Santo templo metropolitano de la Catedral, iglesia de El Salvador, Parroquia de San Nicolás y basílicas del Gran Poder y la Macarena (tengo Strava que lo atestigua); convencido de que no salimos de esta si no se nos echa una mano desde arriba.

Después de mes y medio tenía claro que ni el Parque ni el río eran hoy mi sitio, el sitio de mi recreo. Ha sido un placer trotar por el centro semidesierto de Sevilla a primera hora, pese a la dificultad de hacerlo con guantes de látex y mascarilla con filtro. Todo bien, hasta que subí por Calatrava hasta la Ronda, abarrotada de gente.

Con tantas palabras vacías y mensajes confusos al final la gente no se entera, casi nadie iba protegido y, además, no guardaban la distancia de seguridad. Ése es el problema, la distancia de seguridad, que nadie sabe si es de un metro para la familia, dos cuando se anda, cuatro cuando se corre o diez si se pedalea. Pero, ¿qué pasa cuando todos coinciden a la vez en la misma acera? Menos mal que, al menos yo, llevaba mascarilla.

El problema es ese, hablar tanto sin decir nada. De todas las sandeces que por repetidas vemos ya normales, mi preferida es "la distancia social". ¿Qué gilipollez significa distancia social? La distancia que debemos mantener entre nosotros se llama distancia de seguridad. La distancia social, señor Pedro Sánchez, es la que existe entre usted (y la panda de mamarrachos con los que gobierna) y nosotros. A ver si se entera.