Florentino pudo hacer anoche el negocio de su vida. Kylian lo tenía contra las cuerdas, bordando el fútbol como pocos lo saben hacer. No dudo que sea posible triunfar a base de mercenarios, pero corres el riesgo de fracasar en cuanto se tuerce el guión.
Donnarumma hizo que echaran de menos a Sergio Rico. Manda huevos. Más que un gol, a París llegó el eco del martillo de madera de un juez. El partido estaba visto para sentencia. El verdugo, Karim Benzema, solo tenía que ejecutar.
Como en cualquier otro juicio, toca valorar los “considerandos”. Y ahora deberá ser Mbappé quien considere si le sale a cuenta seguir jugando en un equipo sin alma. Lo dicho, que Florentino pudo hacer anoche el negocio de su vida.