Me he dado cuenta de que mi hija Alejandra tiene unas antenitas invisibles, como las de Campanilla, que le hacen estar al tanto de todo lo que sucede a su alrededor cuando parece que no presta atención. No hay escuela; a ser padres aprendemos a medida que nos estrellamos con nuestros propios hijos. Más de una vez, cuando mi carácter me juega una mala pasada y sobrepaso el límite de la bordería, la he escuchado preguntarme: ¿qué le has dicho a mami? En otras ocasiones, un simple ¿qué? le basta para indicarme que he pronunciado algo que no deberían escuchar sus infantiles oídos. Antes de empezar a hablar, su mirada era suficiente para aclararme que estaba entendiendo algo que yo suponía fuera del alcance de su razonamiento o dejaba de jugar repentinamente si pasaban cosas a su alrededor que en principio no debían reclamar su atención.
Una tarde de finales de marzo, cercana a su tercer cumpleaños, caminábamos juntos a la vuelta del parque. Ella empujaba el carrito de su Nenuco y mientras mi atención se centraba en la esquina a la que llegábamos, los radares de sus antenas, siempre en funcionamiento, parecían haber detectado algo. Al darle la mano para cruzar la calle, la escuché preguntar:
- ¿Los papás también se dan la manita?
Desvié la mirada y sólo vi a una pareja de adolescentes (ella piensa que es un papá cualquier humano que supere el metro y medio de estatura) que paseaban cogidos de la mano.
- Sí, claro- respondí.
- ¡Es para no caerse, papi!- sentenció.
Arquitecto, profesor de Dibujo Técnico y Matemáticas pero no me queda más remedio que admitir, por muy de ciencias que me considere, que es su lógica la aplastante y no la mía.
Foto: Mi sobrina Patricia de la mano de Ch. Preside la escena un trozo de Andalucía en manos piratas desde hace tres siglos.
- ¿Los papás también se dan la manita?
Desvié la mirada y sólo vi a una pareja de adolescentes (ella piensa que es un papá cualquier humano que supere el metro y medio de estatura) que paseaban cogidos de la mano.
- Sí, claro- respondí.
- ¡Es para no caerse, papi!- sentenció.
Arquitecto, profesor de Dibujo Técnico y Matemáticas pero no me queda más remedio que admitir, por muy de ciencias que me considere, que es su lógica la aplastante y no la mía.
Foto: Mi sobrina Patricia de la mano de Ch. Preside la escena un trozo de Andalucía en manos piratas desde hace tres siglos.