domingo, 3 de noviembre de 2013

16 semanas

No soy dado a los consejos, pero si los doy cabe esperar que sean escuchados. Eso debió de pensar mi amigo Javier después de su primera maratón. Ni se te ocurra, me dijo, como si estuviese leyendo en mi subconsciente el firme propósito de emularlo. Había que verlo, con esos andares de John Wayne tras bajarse del caballo.
Lo logré, es cierto, aunque sea una historia que poco a poco aquí se irá contando. No seré quien diga "ni se te ocurra" si es en lo que andas pensando, pero sí quien cuente que aprendí dos cosas más difíciles que quizás debas conocer. La primera es conseguir bajar una escalera varias horas después. La segunda, que más heroico que correr cuarenta y dos kilómetros -y pico- es madrugar al día siguiente para ir al trabajo como si nada hubiera pasado, como si unas horas antes uno no hubiera derramado su cuerpo gota a gota sobre el mismo asfalto que pisa ahora con neumáticos, porque no hay cojones de moverse al día siguiente caminando.

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Dieciséis semanas es la cifra usual para preparar la maratón. Hoy, 3 de noviembre de 2013, Santa Maratón de Nueva York, quedan dieciséis semanas para la de Sevilla. Dieciséis semanas otra vez. Dieciséis semanas de lucha contra la pereza, el cansancio, el sueño, las lesiones, el trabajo y las obligaciones diarias. Dieciséis semanas contra el frío, la lluvia, la noche o la madrugada. Dieciséis semanas contra uno, dieciséis semanas de nada.