Los dos hermanos jugaban en la playa con sus cubitos de plástico.
El mayor, a punto de concluir su inexpugnable castillo de arena, vio como el pequeño contemplaba la orilla con el cubito lleno.
El mayor, a punto de concluir su inexpugnable castillo de arena, vio como el pequeño contemplaba la orilla con el cubito lleno.
- ¿Te ayudo? - le dijo.
- ¡Pareces tonto, hermanito! Si vuelco mi cubo, tendré que llenarlo de nuevo.