domingo, 17 de mayo de 2009

Kaikus

Cuando comencé a visitar el blog de mi amigo José Miguel y a curiosear en los que él comentaba reparé en que los autores e incondicionales seguidores hablaban de los Haikus con la misma naturalidad con la que yo nombro la Homología y la Homotecia en mis clases de Dibujo Técnico. No quedaba duda alguna, se referían a esos extraños versos de color azul y sin rima aparente. Ni que decir tiene que me sentí avergonzado por mi incultura y les presté desde entonces toda la atención posible para comprenderlos y saborearlos como merecían. ¿Verdad, Julio?

Conforme fueron pasando las entradas tomé confianza e incluso me atreví a comentar algunos. Pronto me convencí, yo no era ningún borrico. Traté de hacer memoria y, salvo que algún comentarista me corrija hoy, no recuerdo que D. Rafael Utrera hablara de ellos en sus clases de Lengua y Literatura de COU. Tuve que recurrir a Internet para descifrar su ley compositiva, que puede resumirse en 17 sílabas repartidas en 3 filas de forma capicúa. Otra vez los malditos números.

Puedo estar equivocado pero he llegado a la conclusión de que la mayoría de los comentaristas de estos blogs tienen una colección de haikus escritos y que sólo los más valientes son capaces de soltarlos. Para el que quiera iniciarse le invito a un paseo por las ventanas situadas a su derecha. En ellas pueden ver a Jesús justificarse por no escribirlos, admirar la deliciosa colección de Juan Antonio, probar las legumbres de Julio o disfrutar con los del variopinto e ingenioso Ridao. ¡Como no! yo también reconozco que he dedicado un ratito al asunto y me ha salido esto. Espérense un momento que lo pinto de azul y ...¡Ahí va!

Es tu agrio sabor
mi fuente de inspiración
¡Qué mala leche!

No he tenido más remedio que bautizarlo como Kaiku.

P.S. Además de ser una marca comercial de productos lácteos, Kaiku en Euskera es un cuenco de madera con mango para recoger la leche. Al buscar su definición en un diccionario también he encontrado que kaikutu significa volverse majadero.