Anoche comenté en mi blog acompañado por un insistente canto de sirenas, tan cercano, que consiguió rebasar los límites de mi tranquilidad. Bajo mi ventana, un rosario de ambulancias y coches de policía apuntaban hacia el noventaitantos de la calle.
Al despertarme, la radio me anuncia que a partir de ahora seremos seis vecinos menos en el barrio. No estarán los ancianos que cada día tomaban el sol desde la terraza de su residencia.
Hoy, sin haber salido a la calle todavía, preveo que será muy difícil encontrar un aparcamiento libre en la calle Marqués de Nervión de Sevilla pues, supongo, que se impartirá un máster gratuito de periodismo para alumnos aventajados.
Descansen en Paz... al menos.