domingo, 10 de enero de 2010

¡WARNING!

Os confieso que soy uno de esos bichos raros que lee las instrucciones de todo lo que compra antes de empezar a usarlo. Siempre aparece, en lugar bien visible, la palabra que titula esta entrada... que te hace pensar si no sostendrás entre tus manos una bomba de relojería a punto de estallar.

Como ya sabrán los seguidores de varios blogs amigos, una vez más, los niños de Sevilla volvieron al colegio el 7 de enero con muchos de sus juguetes aún sin desembalar. Yo, que soy muy mal pensado, creo que es una maniobra administrativa para que el próximo año escribamos nuestras cartas al gordopilo escandinavo. Así no tendremos de qué quejarnos.

Por esta razón y la nevada de la que nos hemos librado hoy en Sevilla, por tan solo un par de grados, este fin de semana lo hemos dedicado a estrenar en casa los juguetes que trajeron los Reyes.

El libro de instrucciones de algunos de ellos es para mondarse. Les dejo como ejemplo tres útiles consejos:

En las instrucciones de un triciclo, de los que llevan un arnés de sujeción y palanca para empujarle, leo que "el vehículo infantil no cumple los requisitos recogidos en el Código de circulación. No utilizar sobre la vía pública"... consejo que, francamente, agradezco porque a mí no se me habría ocurrido pensarlo.

El fabricante de un teléfono de juguete me indica que "las baterías pueden dañar si se tragan. Consulte inmediatamente un doctor en el caso de que se un niño se trague una". También se insiste en que "deje las baterías fuera del alcance de los niños - peligro de sofocar".

Así que... conociendo a mi hijo, que se sofoca por cualquier tontería, dejaré siempre las pilas fuera de su alcance... no se sea que se sofoque al verlas y tengamos que avisar un doctor.